Del poemario Sasañán la errancia del ser.
Raque… Vaga.
Poema Vagabundo
Y qué si soy vagabunda
y me encuentro tibia entre las ventanas grises de mi memoria,
a la que le da por olvidarse de todo sin olvidarse un carajo.
Si salto a rempujones y me hago moretes constantes
que cepillan mi nostalgia,
cabellera inmensa que flota
dando arcadas en el aire sombrío de esta
ternura asquerosa.
Si creo que los muertos dejan todos huellas
que me persiguen por todos los recovecos
de la casa y del silencio brutal
de esta ausencia inhóspita.
Si solo me arrimo a tu lado
deslizándome chúcara y sin medias
para calentarme los pies
mientras susurro:
delirio- espanto- soledad
en bocanadas inmensas de insensatez.
Si me gusta viajar solo para perderme del tiempo
que me corretea con sus manos obscenas
y demoniacas,
para olvidar que existen horarios laborales
de doce horas
y cuentas
y finales de mes que palpitan rabia
en mi billetera vacía
y moribunda
que suda guebazos desalmados.
Si me pierdo de todas las religiones
y agarro de cada una
lo que me venga en gana
para comer migajas de pensamiento colectivo
deshilachado
y a tropezones
que no me sustentan una muela.
Y qué si me fumo toda
enrolada en la pereza
de este tedio silencioso que me crece
en las uñas mugrosas
que tocan acordes pequeños
suficientemente útiles para armar al mundo
de poesía.
Si no como tres veces al día
sino que me sumergo en el hambre
y pienso
en todos los niños
que no tienen pan ni poesía
para sustentar un abrazo.
Si me emputo con todos los proveedores de pajillas-plástico- cigarrillos-petróleo-dinero-hambre
que matan a miles de tortugas y paisajes
en mi país que flamea cOrRuPcIóN.
Si me pierdo toda en este vértigo de náuseas sartrerianas
que me nacen cada mañana
como pulgas
tE lO dIgO:
nada me curará esta paz
que todos merecemos en dosis de revolución
dosis exactas de libertad surcadas en nuestra lengua y
en nuestro presente provisional.
Y qué si admito que no hay espanto más alegre
que el del naufragio
de esta mi vida suculenta
que tan bien se amelcocha con las palabras
y los horizontes cercanos
y los colores que alcanzo desbordada de eclipses
borracha de infinitú
cercada de la armonía de la belleza
cósmica de este encuentro desnudo
con la soledad.
Si escupo sueños en sepia
que continúan con la idea de seguirte
más allá del Masaya
podríamos verter muchas sonrisas juntos
en los rostros desnudos
de todos estos años
bajo el espejo de tu sombra
sin encuentros mudos y
con el alma en la cuecha.
Y qué si fue en algún verso catatónico
que dije
que la libertad de mis pies es lo único que me consuela,
sigo en pie
y repito
lA lIbErTaD dE mIs PiEs eS lO úNiCo qUe Me cOnSuElA,
las caminatas sobre nuestro sonámbulesco delirio
de andar siempre por andar
arrimados
al deseo edénico de
ser
dentro de tantos seres
que no son por estar arrinconados
bajo las latitudes
de la textura del capitalismo
por donde se les escurren las ideas
y los dualismos
alternativos
y los intereses por ser mejores
de lo que pueden llegar a ser
cuando quieran poder ser.
Si pienso que la luna es demasiado pequeña
para mis pupilas hambrientas
que solo buscan
la grandeza de la noche
y que
saben que la única ventaja posible es saber de antemano
que la explicación es lo menos sencillo
y lo más extraño de este mundo,
de lo único que no es dado disponer a nuestro antojo es de las preguntas
de los grandes dilemas
y un poco también del tiempo
tumbándose boca arriba.
Y qué si creo firmemente que la resaca es una buena
cabalgata sobre
el dolor del asco
no hay más defensa
que todos los errores cometidos
dixit Bukowski.
Si duermo con el manifiesto comunista bajo el sobaco
y me encabrono a leguas
con mi diminutivo país
reguero de voces sordas
atrincheradas en la tentación del tener
por tener
anónimos que bretean
y crujen derribando nucas fétidas
que duermen vagabundas
sobre la sombra
de la acera
oasis burocrático
de este horno de medio día.
Y qué si hace añales perdí mis ganas de morir
en los ojos de todos mis muertos
y me creo río
navegando boca abajo
sobre las magnolias del secreto
inquietas ansías de vivir
sin este descocido miedo
multitudinario.
Si duermo como bebé drogado
babeando todo la sabana
contorsionista hasta en los pelos púbicos.
tanteando delicadamente en la oscuridad
sollozando olvido,
sembrando luz
sobre la dulcísima penumbra
con la vanidad de imaginar que lo que te doy es cierto
y que puedes escucharme
aunque te hable en hierofanías,
y te lleve por limbos bizarros
sabiendo que
todas las letras son libres de imaginar
que todos los caminos nos recorren
que el iris es multiorgásmico y no se cansa de ser
un vagamundo.
Alguna vez entenderás que lo menos vagabundo
de este mundo
es este poema que trabaja horas extras
para decirte que:
Las mArIpOsAs SoN lAs ÚnIcAs qUe pUeDeN aSeGuRaRsE dOs nAcImIeNtoS.

Por el arte
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